EL JUEGO PRESENCIAL, CONTRA LAS ‘FAKE NEWS’ QUE AMENAZAN AL SECTOR

Ageo - noticias - EL JUEGO PRESENCIAL, CONTRA LAS ‘FAKE NEWS’ QUE AMENAZAN AL SECTOR

Serafín Portas

Presidente de la Asociación Gallega de Empresas Operadoras (AGEO)

(Artículo original del extractado para ‘La Voz de Galicia’ publicado el 20/05/2019 )

La Asociación Gallega de Empresas Operadoras (AGEO) es el altavoz, desde 1982, para los empresarios que nos dedicamos al juego presencial en nuestra comunidad. Hemos adoptado siempre un papel de mediadores entre la Administración y nuestros negocios en busca del bien común, y nos caracterizamos por la discreción. Preferimos trabajar, sin hacer ruido, para garantizar una oferta de diversión sana y controlada en Galicia, pero creo que nos toca escribir estas líneas ante las crecientes afrentas que tenemos que soportar día tras día.

Se suele decir que el “hablar no tiene cancelas”,  y la falta de información puede hacernos mucho daño. Me veo obligado, como presidente de AGEO, a escribir estas líneas en defensa de nuestra industria, y a decir alto y claro a ciertos representantes políticos, medios de comunicación y parte de la sociedad que somos un sector normal, regulado y desde luego lejos del oscurantismo turbio que nos estigmatiza. En la época de las fake news, debe imperar el rigor.

Me gustaría, para empezar, hacer varias puntualizaciones y marcar una distancia entre nuestra actividad, el juego privado presencial, y el de naturaleza pública y canales online. Nosotros ofrecemos lugares de ocio y contribuimos al entretenimiento social, además de actuar como revulsivos de la hostelería, pagamos altos impuestos, superamos mil barreras administrativas y, lo más importante, velamos por la seguridad de los colectivos más vulnerables, con un estricto control para que no puedan acceder a nuestros locales. El juego responsable es la llave de nuestro sector, no me canso de repetirlo, y no son palabras vacías.

El juego privado forma parte de las actividades de entretenimiento en España desde hace más de 40 años, y con la normalidad como pauta. Según la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ) el 75% de la población juega y el 96,5% lo disfruta “con naturalidad”, sin que le suponga un problema.

Considero, por lo tanto, que no es casual la actual campaña desatada a través de diversos frentes contra el juego de gestión privada, porque obedece a una marcada estrategia de lucha de mercado.  Loterías y Apuestas del Estado (SELAE), el mayor emporium de juego de España, y ONCE, la segunda potencia, quieren ampliar su implantación con la oferta de nuevos juegos, de premio instantáneo, que podemos comprar casi en cualquier sitio. Y no pasa nada. Hasta nos parece gracioso que a un niño le toque la Lotería en Navidad y que salga en todos los medios.

A nosotros se nos juzga y todo control de nuestra actividad parece insuficiente, pero sin embargo, el juego público semeja instalado en el “todo vale” y podemos acceder libremente a todo tipo de loterías que proliferan hasta en las gasolineras.

Además, juegan con gran ventaja porque pueden hacer publicidad, con lo que se condiciona a los medios de comunicación. Aquí coinciden con las empresas de apuestas online, que también se pueden anunciar con millonarias campañas que lucran a los medios y que sirven de tapadera para que se ataque a todo el juego privado, sin distinción, con el agravante de que nosotros, empresarios del juego presencial, no podemos ni publicitarnos ni defendernos. Si hablamos de juego, respetemos las reglas, y que, por favor, sean iguales para todos.

En esta línea es notorio, además, que cualquier iniciativa de Control del Juego no menciona al juego público ni, mucho menos, sus campañas de auténtica “incitación al juego”, como las que lleva a cabo la ONCE. Pura hipocresía.

Hablemos ahora de la insignia de nuestro sector: la máquina B. Conocidas popularmente como “tragaperras”, llevan más de 40 años presentes en nuestros bares pero siguen en la diana de estas campañas de desprestigio. Parece que son una especie de demonio dispuesto a robar la voluntad de los jugadores, pero nunca ha existido una alarma social ante este producto recreativo de precio moderado.

Se habla de instalar medidas de control como argumento político para apaciguar los ánimos y de una proliferación totalmente falsa, porque como prueba les daré un dato. En la década de los 90, en Galicia el parque de máquinas B era de 20.000 unidades, y hoy apenas son 9.500. ¿Crecimiento desmesurado? Más bien al contrario.

En Galicia contamos con un sector regulado y, como empresarios, siempre hemos hecho los deberes con la Administración, desde la aprobación de la Ley del Juego de 1985. En esta normativa, por iniciativa del sector, se redujo el número de máquinas que se podían instalar en hostelería, pasando de tres por establecimiento a una sola, cuando en la mayoría de las comunidades de España aún se autorizan dos.

Asimismo, también están reguladas por Ley las aperturas de salones de juego y las distancias entre ellos –de 300 metros- y respecto a los centros educativos -150-.  Gracias a todas las garantías de nuestros controles, en Galicia podemos afirmar que no existen argumentos para una alarma social respecto al juego presencial, y solamente se han registrado dos expedientes en 2018 en relación a menores, según los datos de la Dirección Xeral de Emerxencias e Interior de la Xunta.

Cierto es que mientras exista algún caso de juego problemático o incidencias con menores nuestra industria debe actuar, y ese es sin duda el primer interés que nos mueve. Tenemos claro que la ludopatía existe, como la alcoholemia, la dependencia a las drogas o incluso los vándalos que disfrutan destrozando nuestro paisaje urbano, pero en Galicia además contamos con una tasa por debajo de la media de España, (0,25%) país en el furgón de cola a nivel mundial,  según los últimos datos del Anuario del Juego 2018 del Instituto Carlos III de Madrid.

El problema está en la raíz, en la educación, y debe cimentarse desde la infancia, con los padres y profesores como guías de una conducta que distinga entre la diversión y el problema, tanto hablando de juego como de otros aspectos de la vida diaria.

Así que, por favor, no mezclen conceptos ni sectores. La industria del juego presencial es importante, con redes comerciales, logística y muchos empleos, más de 120.000 entre directos e indirectos, es decir, formamos parte de la economía real aportando más de 1.200 millones de euros a las arcas públicas aunque se nos mire de reojo, implicándonos en paralelo con la causa del juego responsable.

Trabajamos con el Consejo Asesor en la materia, dependiente de la Dirección General de Ordenación del Juego, siendo parte activa en sus áreas de actuación, desde la necesaria sensibilización social, prevención  coordinación de políticas de control, y también somos conscientes que la Administración tiene un largo camino por recorrer en el control del juego online. Por ello, demandamos más medidas para evitar la desprotección de los colectivos más vulnerables frente a la vorágine de la Red.

En definitiva, desde la Asociación Gallega de Empresas Operadoras consideramos prioritario un cambio en la percepción social del juego presencial y de nuestra actividad, con información rigurosa antes de estigmatizarnos. Nosotros,  mientras tanto, seguiremos trabajando para trasladar la idea de diversión y ocio, inherente a nuestro ADN. Porque la vida es, prácticamente, azar.

Categorías